Un puntito más para inflarme el ánimo

Una de las cosas que tenía que hacer antes de ingresar en el hospital era ir a la joyería para que me cortaran mi alianza de boda. No porque no me guste o porque me vaya a divorciar y quiera aniquilar cualquier cosa asociada a mi matrimonio, sino porque desde que me la quité por última vez, que fue cuando nació mi hija Claudia, no había vuelto a intentar quitármela y al intentarlo me ha sido imposible sacármela del dedo... He probado con todo: jabón, aceite, liar hilo de seda en el anillo y el dedo para ir tirando (no he pasao más dolor en mi vida que con ese método) y nada... no salía... Así que con todo el dolor de mi corazón fui a la joyería para que me la cortaran.

A la señora de la joyería le costó bastante cortarla, porque según ella era una alianza muy gruesa. Me dijo una cosa importante que hay que tener en cuenta y que os digo por si os pasara: si alguna vez os dáis un golper fuerte en un dedo en el que llevéis un anillo, lo primero que tenéis que hacer, antes que cualquier cosa, es quitároslo porque las extremidades se inflaman con mucha facilidad y si lo hace con un anillo puesto, éste resulta casi imposible de quitar e incluso cortar. Así que si queréis ahorraros un disgusto y mucho dolor... a quitarse los anillos antes que nada. En fin, que la pobre mujer apretaba y apretaba con las tenazas y otro chisme como con una ruedecilla y nada, y entre tanto, fuimos hablando un poco y le conté que me la tenía que quitar porque me iban a operar.

Cuando por fin consiguió, a base de utilizar 200 mil herramientas y una fuerza sobrehumana, cortar el anillo, me dijo que cuando me operara, esperara a que el dedo volviera a su estado "normal". Ya sabéis, cuando os quitáis un anillo que lleváis hace mucho y os queda apretadillo, el dedo se queda con la marca del anillo. Le dije que bueno, que volvería a arreglarlo cuando adelgazara un poco, que la operación era precisamente para eso. Y la señora dijo: "¡Anda!. A mi marido también le operaron de eso hace cuatro años".

Era la perfecta ocasión para preguntarle qué tal le había ido y si había conseguido adelgazar.

Me contó que a él le había ido estupendamente. Que en el primer mes perdió 20 kilos (supongo que eso dependerá mucho de lo que le sobre a cada uno), y que progresivamente iba perdiendo y perdiendo. Que era asombroso ver como un día pesaba "x" y al día siguiente se pesaba de nuevo y pesaba "x-2". Que había veces que incluso en el mismo día, se pesaba por la mañana y por la noche y había una diferencia de 500 gr. Él estaba muy contento y dice que ahora come normal. Normal en el sentido de que come de todo, solo que no en las cantidades tan exageradas que comía antes, la cantidad más o menos que cabe en un plato de postre. Y que cuando engorda un poquito pq se haya pasado, se priva de las cosas más calóricas y vuelve a perder con muchísima facilidad.

En definitiva, un sueño para cualquier persona obesa.

La única complicación que tuvo el hombre fue que al haberse operado a barriga "abierta" estuvo más delicado porque al hacer un esfuerzo le salió una hernia y le tuvieron que volver a abrir para ponerle una malla. Así que ya sabéis, los que os vayáis a operar de esta manera, cuidadito con los esfuerzos. Yo ya he tomado nota...

Así que salí contentísima de la joyería. Una experiencia más conocida de primera mano que hizo que estuviera aun más convencida de lo que voy a hacer.